El liderazgo humanizado ya es una realidad en algunas organizaciones. Pero en unos pocos.
Por otro lado, es el camino del futuro y no hay vuelta atrás. ¿Cómo puede usted, como líder, mantenerse a la vanguardia y comenzar a dominar las habilidades necesarias para un liderazgo humanizado?
¡Ven conmigo y te lo explicaré!
Como comenté en otro artículo, el futuro del liderazgo está en la humanidad. Es decir, líderes compasivos, empáticos, colaborativos, que demuestren sus vulnerabilidades, errores, aciertos y puntos de mejora, serán buscados por el mercado, las grandes corporaciones y las organizaciones en general.
Pero, ¿cómo sería un líder que demuestra vulnerabilidad en tiempos y estructuras que siempre han priorizado los actos heroicos?
La vulnerabilidad todavía se considera a menudo como una debilidad, especialmente en el contexto del liderazgo.
Sin embargo, es exactamente esta percepción la que hay que cuestionar para comprender el verdadero valor de la vulnerabilidad como fortaleza del liderazgo.
En resumen, la vulnerabilidad no es sólo una parte inherente de la condición humana, sino también un poderoso catalizador para generar confianza y relaciones auténticas, elementos cruciales de un liderazgo eficaz.
Cuando los líderes se permiten ser vulnerables, en realidad están practicando la valentía. En otras palabras, se están abriendo a riesgos, a la posibilidad de ser juzgados o rechazados y a conexiones más profundas con sus equipos.
No hay nada débil aquí, ¿verdad?
La vulnerabilidad permite a los líderes mostrar su humanidad, sus miedos, fracasos e incertidumbres, lo que, paradójicamente, puede aumentar la confianza que otros depositan en ellos.
La vulnerabilidad es relacional; crea un espacio de empatía y comprensión mutua, donde las personas se sienten seguras para compartir sus propias inseguridades y desafíos.
Por tanto, dicha apertura puede transformar la dinámica dentro de un equipo u organización.
Cuando un líder se muestra vulnerable, implícitamente da permiso a que otros hagan lo mismo.
Esto puede conducir a un entorno de trabajo más colaborativo y solidario donde los miembros del equipo se sientan valorados y comprendidos, no sólo por sus habilidades sino también por su humanidad.
En consecuencia, este tipo de entorno favorece la innovación y la inclusión, ya que las personas se sienten seguras para expresar ideas, experimentar y aprender de los errores, sin temor a represalias o juicios.
Además, el liderazgo que incorpora la vulnerabilidad como valor tiende a ser más adaptable y resiliente. Reconocer y compartir las propias limitaciones puede llevar a buscar activamente comentarios, nuevas perspectivas y habilidades complementarias dentro del equipo.
A su vez, hay un aumento en la capacidad de un equipo para enfrentar desafíos complejos y adaptarse a los cambios, ya que están más conectados con las realidades de los demás y pueden movilizar recursos de manera más efectiva.
Y, por supuesto, en un mundo en constante cambio, la capacidad de adaptación es más que deseada. Es requerido.
La confianza no proviene de la perfección, sino de la autenticidad.
Los líderes que están dispuestos a ser abiertos acerca de sus fracasos no sólo se vuelven más accesibles, sino también más dignos de confianza.
Entonces demuestran que valoran la verdad por encima de la apariencia.
También valoran aprender sobre la defensa del ego, creando así un terreno fértil para relaciones profundas y duraderas.
Aceptar la vulnerabilidad y la humanidad es una invitación a la autenticidad que, cuando se acepta, puede transformar profundamente la forma en que lideramos y construimos relaciones en el trabajo.
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